jueves, 21 de enero de 2010

paréntesis


Apagar los electrodomésticos parlanchines y lanzaimágenes.

Encender tan sólo la luz imprescindible.

Dejarse sorprender por los sonidos lejanos, por las sombras de la calle que se cuelan por la ventana.


Respirar.


No repensar lo ya desmenuzado una y mil veces.


Dejar los planes de mañana para mañana.

Sentir el cosquilleo relajado del cuerpo cansado...

Y poco más.



2 comentarios:

Claudia Concha dijo...

a veces eso es todo lo que hace falta para reponer el cuepro y alma

Ana Martín dijo...

Podría charlar de la pausa impuesta, de aceptar regalos de parte de mi mano izquierda, podría ser a media luz y podría inventar cuentos, sobre todo ahora que me he bajado del mundo un rato. No dejes de escaparte a través de las palabras.