Apagar los electrodomésticos parlanchines y lanzaimágenes.
Encender tan sólo la luz imprescindible.Dejarse sorprender por los sonidos lejanos, por las sombras de la calle que se cuelan por la ventana.
Respirar.
No repensar lo ya desmenuzado una y mil veces.
Dejar los planes de mañana para mañana.
Sentir el cosquilleo relajado del cuerpo cansado...
Y poco más.
2 comentarios:
a veces eso es todo lo que hace falta para reponer el cuepro y alma
Podría charlar de la pausa impuesta, de aceptar regalos de parte de mi mano izquierda, podría ser a media luz y podría inventar cuentos, sobre todo ahora que me he bajado del mundo un rato. No dejes de escaparte a través de las palabras.
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