La objetividad no existe. Así que no me esforzaré en ocultar que Pepe es un amigo. Ni que desde el principio, como a muchos, me hipnotizó con el estilo, el ritmo y la chispa de sus escritos.
Años después, y ya han pasado muchos, centró su labor periodística y de investigación en la migración. Eso sí, sin oportunismos, con la honestidad y humanidad que le caracterizan. No en vano sus trabajos le han hecho merecedor de varios premios. Y sigue siendo el de siempre.
Ahora acaba de presentar un nuevo libro, Los invisibles de Kolda. Historias olvidadas de la inmigración clandestina, que ya debe de estar en las librerías.
En esta ocasión nos narra la historia de 160 jóvenes senegaleses, desaparecidos sin dejar rastro en medio del océano, cuando viajaban en patera rumbo a Canarias. Pepe llegó hasta Kolda, la aldea natal de las víctimas, para rescatar sus vidas de boca de sus familiares, de los organizadores de este viaje de final macabro y también escuchó a quienes los aguardaban en la otra orilla.
Aún no lo he leído, pero lo haré. Esta vez no esperaré a que la casualidad lo ponga en mis manos, como ocurrió con su libro Cayucos, que lo encontré en un puesto del Rastro de Madrid, al precio de un euro. Un honor que compartía con obras de Cervantes, Cortázar, García Márquez y otros grandes de las letras castellanas.
Años después, y ya han pasado muchos, centró su labor periodística y de investigación en la migración. Eso sí, sin oportunismos, con la honestidad y humanidad que le caracterizan. No en vano sus trabajos le han hecho merecedor de varios premios. Y sigue siendo el de siempre.
Ahora acaba de presentar un nuevo libro, Los invisibles de Kolda. Historias olvidadas de la inmigración clandestina, que ya debe de estar en las librerías.
En esta ocasión nos narra la historia de 160 jóvenes senegaleses, desaparecidos sin dejar rastro en medio del océano, cuando viajaban en patera rumbo a Canarias. Pepe llegó hasta Kolda, la aldea natal de las víctimas, para rescatar sus vidas de boca de sus familiares, de los organizadores de este viaje de final macabro y también escuchó a quienes los aguardaban en la otra orilla.
Aún no lo he leído, pero lo haré. Esta vez no esperaré a que la casualidad lo ponga en mis manos, como ocurrió con su libro Cayucos, que lo encontré en un puesto del Rastro de Madrid, al precio de un euro. Un honor que compartía con obras de Cervantes, Cortázar, García Márquez y otros grandes de las letras castellanas.
Para saber más de Pepe Naranjo, no dejen de visitar Los invisibles.
Entrevista en la Cadena SER
1 comentario:
Qué buena tu recomendación, Javier!
Lástima que supe tarde lo de la presentación...si lo hubiera sabido más temprano....qué pena.
Buscaré el libro...el tema me interesa mucho!
un abrazo y un mimo para S.
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