Un verso de no recuerdo quien (Octavio Paz?) cuestionaba ¿cómo puede ser usted indiferente a ese gran río de gentes?, o algo así. Me lo trajo a la memoria esta tarde la grata sorpresa de London River. Hacía tiempo que no salía de un cine satisfecho y agradecido por una buena historia bien contada.
London River, de Rachid Bouchiareb, premiada en Berlín y San Sebastián, llama la atención por la sencillez de sus formas y por el tratamiento humano de un tema tan presto al sensacionalismo sesgado y la lágrima fácil. Muy al contrario, partiendo de los atentados del fundamentalismo islámico habla del encuentro, de las semejanzas y los puntos comunes de dos personas de culturas y religiones diferentes que buscan a sus hijos tras las bombas, movidos por el mismo amor y compromiso para con su familia. Habla de los miedos y prejuicios que provoca la ignorancia.
Me gusta la historia que cuenta Bouchiareb porque desmonta mitos, porque muestra un Londres multicolor habitado por seres hechos del mismo barro, a quienes les late el corazón y les brotan las lágrimas por las mismas emociones, movidos por los mismos sentimientos, capaces de apoyarse y ser solidarios aún siendo distintos. Su historia es también una linda forma de combatir el terrorismo.
Si no la has visto, corre, que ya apenas la tienen en dos pases. Y si no te gusta la peli, siempre te servirá para refrescarte un rato con el aire acondicionado de la sala y huir del bochornoso calor del agosto chicharrero. O de donde sea que lo estés pasando, claro.
1 comentario:
"¿Es usted musulmán?" -contesta el viejo con la tensión del miedo: "sí, somos musulmanes"- Y el que interroga casi amenazante, responde: "yo también".
"Es sólo un idioma, ¿no? ¿Para qué aprender árabe? ¿Quién lo habla?". Me gustó mucho la peli, la recomiendo.
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