El corto de Patrick Bencomo (estrenado el 11 de febrero en Tenerife y el 12 en Las Palmas) lanza una idea de las que te llevas a casa para seguirla rumiando. Un paralelismo entre dos procesos masivos de movilización humana intercontinental, con varios siglos de distancia.
Sin palabras, Bencomo enlaza las cacerías de los europeos esclavistas tras la mano de obra gratis, hace unos pocos cientos de años, con la mano de obra que en nuestros días huye del hambre y se juega la vida para venderse a cualquier precio en el primer mundo.
El nexo común, más allá del color de piel que da título al cortometraje, Negritud, las necesidades y las víctimas de los todopoderosos sistemas productivos occidentales.
Dos versiones de la misma barbarie, con idéntico escenario: las costas africanas.
Hay que verla.Hay que pensarla. Hay que dejar de sentirse inmune, ajeno a lo que ocurre aquí al lado, en cualquier orilla. Algo habrá que hacer.
1 comentario:
Gracias por el comentario y sobre todo por haber ido a ver el corto.
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