Una de las muchas cosas que trajo Saulo bajo el brazo fue la recuperación del placer de pintar, de colorear sin más. Si no llega a ser por él, quizás no hubiera recordado todo lo que me gusta y me relaja.
Últimamente, además, hemos descubierto los mandalas. Una especie de meditación que se basa precisamente en eso, en colorear formas habitualmente simétricas y circulares. Éstas, como suele pasar, arrastran un cuerpo teórico de lo más denso. Con sus reglas, interpretaciones y demás fanfarria. Nosotros, muy en nuestra línea, lo hacemos a nuestra bola. Coloreamos, que es lo que en realidad nos divierte. Veces ponemos música, veces hablamos, veces compartimos silencios o nos peleamos por el lápiz de ese preciso color que iba yo a coger en este justo instante. Ya saben, lo de siempre.
Si quieren profundizar en eso de los mandalas, Google lanza tropocientas direcciones en las que hartarse a información y bajarse diseños para pintar. Prueben. Es una actividad genial para apagar el televisor, los videojuegos o lo que se tercie, y compartir los colores de una tarde de domingo. Que aprovechen.
Últimamente, además, hemos descubierto los mandalas. Una especie de meditación que se basa precisamente en eso, en colorear formas habitualmente simétricas y circulares. Éstas, como suele pasar, arrastran un cuerpo teórico de lo más denso. Con sus reglas, interpretaciones y demás fanfarria. Nosotros, muy en nuestra línea, lo hacemos a nuestra bola. Coloreamos, que es lo que en realidad nos divierte. Veces ponemos música, veces hablamos, veces compartimos silencios o nos peleamos por el lápiz de ese preciso color que iba yo a coger en este justo instante. Ya saben, lo de siempre.
Si quieren profundizar en eso de los mandalas, Google lanza tropocientas direcciones en las que hartarse a información y bajarse diseños para pintar. Prueben. Es una actividad genial para apagar el televisor, los videojuegos o lo que se tercie, y compartir los colores de una tarde de domingo. Que aprovechen.
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