Al encontrarse, cada uno cubrió al otro con las etiquetas de sus respectivas historias, imaginarios y recuerdos.
Se inventaron encajando parecidos con familiares, viejos amigos, personajes literarios y otros amores olvidados.
Les llevó años deshacerse de tanto envoltorio. Sólo entonces, por fin, se descubrieron.
1 comentario:
Eso es lo fantástico. Ir descubriendo día a día al otro. Aunque en ocasiones resulte decpcionante, no por ello deja de ser interesante.
Saludos
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