Lo decidió una mañana. Iba a convertirse en des-generad@.
Por eso, no sin algo de esfuerzo, se borró todos los estereotipos aprendidos, los comportamientos, maneras y castraciones que debían adornar a los seres de su sexo.
Cepilló de un plumazo los roles adquiridos, las poses y rituales de cortejo.
Dejó de llamar lado masculino a su afán de prosperidad, a su lucha por la vida.
No volvió a tildar de femeninas ningunas de sus emociones.
Libre de semejantes limitaciones, se adentró en su nueva vida de des-generad@.
Fue así como empezó a ser persona.
Por eso, no sin algo de esfuerzo, se borró todos los estereotipos aprendidos, los comportamientos, maneras y castraciones que debían adornar a los seres de su sexo.
Cepilló de un plumazo los roles adquiridos, las poses y rituales de cortejo.
Dejó de llamar lado masculino a su afán de prosperidad, a su lucha por la vida.
No volvió a tildar de femeninas ningunas de sus emociones.
Libre de semejantes limitaciones, se adentró en su nueva vida de des-generad@.
Fue así como empezó a ser persona.
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