Hay sonrisas que envuelven, que abrazan, que cubren el mundo exterior de una turbia nebulosa, creando reservas de afecto y calma.
Hay sonrisas que abren puertas, que liquidan obstáculos e invitan a seguir avanzando. Otras tocan a la puerta para vender. Para venderte y ser vendidos.
Algunos rostros risueños ofertan desconfianza, resabidos, arrogantes. Pero también los hay que saben mentir y enredar, ablandando el camino con un gesto vacío, hasta acomodarte entre plumas. Es entonces cuando te inyectan el veneno de su lengua viperina.
Hay sonrisas gratuitas. Sinceras. Que no venden ni maquillan tristezas. Que no te miden ni te chequean, que no calculan tantos por ciento. Las que se regalan sin más. Ésas son las imprescindibles.
Hay sonrisas que abren puertas, que liquidan obstáculos e invitan a seguir avanzando. Otras tocan a la puerta para vender. Para venderte y ser vendidos.
Algunos rostros risueños ofertan desconfianza, resabidos, arrogantes. Pero también los hay que saben mentir y enredar, ablandando el camino con un gesto vacío, hasta acomodarte entre plumas. Es entonces cuando te inyectan el veneno de su lengua viperina.
Hay sonrisas gratuitas. Sinceras. Que no venden ni maquillan tristezas. Que no te miden ni te chequean, que no calculan tantos por ciento. Las que se regalan sin más. Ésas son las imprescindibles.
1 comentario:
me gustan las sonrisas....
Publicar un comentario