Para empezar, coseche el amor de su propia huerta. No lo compre precocinado, mucho menos en grandes superficies. Sacúdale las cursiladas y la tierra, al tiempo que le quita gusanos y otros prejuicios. Como lentejas, revise uno por uno cada momento, mondando las rutinas y otras piedras. Deshoje los silencios y, con abundante agua, cepille lo que puedan tener de incomodidad y desencuentro. Arranque de cuajo las necesidades de posesión y ponga en un recipiente aparte todos sus miedos. Con un buen rallador y mucho esmero, haga trizas las diferencias; hay que hacerlas digeribles, ya que son inevitables. Después de bañarlo en abundante afecto y transparencia, alíñelo todo con buen sexo y pasiones prensadas en frío.
Ya está listo. No queda más que servirlo. Al gusto, por supuesto. Cómalo a mansalva. Métase un atracón o consúmalo en pequeñas dosis. Frío o caliente, como prefiera. De cualquier forma estará bueno.
Que aproveche.
Ya está listo. No queda más que servirlo. Al gusto, por supuesto. Cómalo a mansalva. Métase un atracón o consúmalo en pequeñas dosis. Frío o caliente, como prefiera. De cualquier forma estará bueno.
Que aproveche.
4 comentarios:
Y para el atracón de amor siempre podrás tomarte un poquito de orujo, que ayuda a hacer la digestión de las malas pasiones...
mmmm... ¿pero engorda o se puede repetir??
ole!
un placer haber conocido este blog. si quieres visitar el mío la puerta está abierta.
slds
Mary
me voy a apuntar esta receta... dan ganas de cocinar. Me pasaré por aquí a oler tus especias!!! Enhorabuena, escribes genial. 1 beso en si bemol
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