Fueron los primeros. Nadie confiaba en ellos. ¿Cómo se atreven?, les decían. Serán ilusos, rumoreaban entre risas.
Pasaron los años y supieron esquivar los momentos de desánimo, que fueron muchos.
Unos pocos se sumaron a la tarea. El viento, la bruma, la lluvia, las olas...
Con ellos llegaron los logros y, con éstos, más apoyos. Algunos se atrevieron a enraizar, profundizando en la labor, trabajando desde dentro.
Pasaron siglos y los osados se organizaron. Se constituyeron en pisos de vegetación, especializándose en cada tipo de suelo.
Así fue posible y, a pesar de la desconfianza, la roca acabó en la orilla, hecha arena.
1 comentario:
los muchos que no se sumaron se fueron convirtiendo, también ellos, en roca maciza... hasta que, hechos arena, comprendieron la tenacidad de los ilusos
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