La humanidad es una plaga, una plaga de parásitos. Una especie que arrasa con todo para convertirlo en mercancía, productos que vende y compra en nombre de su propio bienestar.
Con la mirada fija en su ombligo, la Plaga extermina a sus coetáneos y, de paso, modifica ciclos vitales y condiciones ambientales.
Con su egoísmo delirante se cree tan centro del Universo y de la Historia Natural, que olvida que no es más que un eslabón en la larga cadena de acontecimientos de esta esquina olvidada de la Galaxia.
Plagas como la humana hubo muchas. A todas les llegó el momento de la extinción. Lo mismo ocurrirá con la nuestra. Cuando llegue ese momento, como en otras ocasiones, la Tierra seguirá girando. Y sobre ella, los seres que logren escapar de nuestras garras y se adapten a las condiciones que dejemos atrás.
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