Todo se exhibe, entonces, como puro montaje de nuestras cabezas. Y de otras. Un guión inventado, una sombra del otro lado de la caverna con la que distraemos los días. Le fabricamos un sentido a nuestra peculiar pantomima y, de paso, nos obligamos a levantarnos otra mañana más.
Tenemos que creer en algo. En dioses, nóminas, equipos de fútbol, esloras de barcos, chicas del quinto, vacaciones lejanas, coches más contaminantes, mundos felices…
Excusas para seguir, aunque nadie sepa bien adónde.
2 comentarios:
Y que te parece cómo excusa intentar ser feliz???...
Y qué se supone que es eso exactamente? Además de otra excusa, claro.
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