martes, 27 de julio de 2010

castillos y excepciones

 Castillo que Sergio (9 años) levantó esta semana en la orilla de Papagayo (Lanzarote). SPCP / 2010

Hay castillos de arena que sobreviven a las mareas. Se petrifican y permanecen en el tiempo, haciéndose palpables, habitables.

Hay días en los que, por mucho que madrugas, no te ayuda ni dios, aunque siempre te queda disfrutar del amanecer más temprano.
 
A veces apaleas una madriguera y el conejo vuelve.
 
Las mangas verdes no son buenas a ninguna hora. Mejor, maduras.
 
¿Por qué tengo que afeitarme cada vez que lo haga mi vecino?
 
El ojo del amo estresa al caballo.
 
Hay cerdos tan irreverentes que no acuden ni a su San Martín.
 
En ocasiones, echándole ganas y maña, mejora lo que empezó mal.
 
Y es que la regla confirma la excepción.

viernes, 23 de julio de 2010

luna de agosto


No sé qué tiene el verano que me transforma. Me saca el hedonista silencioso que llevo dentro y termina de anestesiar lo poco de hormiga que puede quedarme en algún bolsillo perdido. Los meses se me esfuman embelesado con los ritmos de las mareas, en cualquier orilla, lagartijeando al solajero.

No sé si la tan versionada luna de agosto tiene algo que ver en todo esto, si es por la conjunción de astros en estas fechas o si, simplemente, el calor me atonta.

Siempre lo tuve por mi estación favorita y aquí estoy, disfrutándolo por cuadragésimoa quinta vez consecutiva. Como la primera.


jueves, 22 de julio de 2010

silencios


En esta era de telefonías y teclados, televisiones a borbotones, parlanchines sin feria  y demás blogueros desconocidos, levanto la bandera del silencio, en defensa de sus virtudes. 

El de las bibliotecas, rebosantes de palabras ordenadas en mudos kilómetros de estanterías, aguardando calladas en renglones infinitos.

El silencio de las melodías, el que salpica los pentagramas, entre notas y acordes, construyendo el milagro del ritmo y la armonía.

El de bodegas, catedrales y bosques, fermentador de uvas y almas.

El silencio compartido en las amistades enraizadas. El de la compañía acogedora y la mirada cómplice.

El silencio ensordecedor de la soledad y el desierto, el que nos deconstruye y renace.

El placentero, sí, el de la placenta, al que necesitamos volver de vez en vez.

La ausencia de ruido y palabras que desacelera los remolinos de emociones, la que siembra paciencia y permite decidir o esperar cuando las cartas vienen marcadas.

Al que me abrazo cada noche para hundirme en las imágenes de mis sueños.

Por eso, donde haya un buen silencio...

martes, 20 de julio de 2010

lógicas intergeneracionales


Al salir de un cajero automático con Saulo (6 años), me pregunta:

- ¿Por qué no te compras una máquina de ésas que da dinero?
- Es que esa máquina no lo da, sólo te devuelve el que ya es tuyo.
- Pues cómprate una máquina que fabrique dinero.
- Es que el dinero no lo puede fabricar cualquiera, sólo vale el que hacen en una fábrica especial.
- Pero yo te puedo dibujar dinero y nadie se da cuenta.
- El dinero de verdad tiene unos colores y unos sellos que lo diferencia del falso. Además, si compras algo con dinero de mentira te meten en la cárcel.
- ¿Sí?, ¿mucho tiempo? ¿Cuánto, un día?
- No, me temo que mucho más. Muchos años.
- ¿Cuántos días son muchos años?
- Hasta que te haces viejo, por lo menos.
- ¿En la cárcel te dan de comer o sólo pan y agua por debajo de la puerta? ¿No te dan golosinas?

Miedo me da.


Le cuento a mi padre (80 años) que en la última revisión han detectado que el nevus que mancha el fondo de mi ojo derecho ha crecido. La doctora recomienda que me lo haga ver por otro especialista de la capital del Reino. Mi padre responde:

- ¿Pero eso es en un ojo sólo, no?

Así y todo, sospecho que lo dijo para animarme.


sábado, 10 de julio de 2010

extrapolando

Imagen: Playa de Las Gaviotas, 2010. JLH

Me gusta levantar columnas de piedras en la orilla. Y no sólo porque me encanta la playa. Ni siquiera porque me entretiene hasta hacerme olvidar todo lo demás. O casi todo. También porque me obliga a buscar puntos de encuentro y equilibrio entre las formas, a nivelar los pesos en los ángulos exactos, a tener un exquisito cuidado cada vez que añado un nuevo elemento, evitando que los demás se sientan alterados y caiga derrumbado todo el invento.

En serio. Prueben y ya me cuentan.

jueves, 8 de julio de 2010

buen rollito

Estoy convencido de que el buen rollo en los equipos facilita la consecución de objetivos. Si empresarios y cargos directivos fueran conscientes del poder productivo y creativo de la cohesión grupal, dejarían de dar órdenes y desterrarían la competitividad entre sus miembros, aunque sólo fuera por puro interés personal.

Como ejemplo, dos vídeos que desprenden muchísima buena energía en equipos de trabajo muy diferentes. Créanlo: es posible.



DDHH

miércoles, 7 de julio de 2010

Y van tres

Tercera cita con la muerte en menos de un mes. Demasiadas, sí.

Ayer se fue Diego. Lo conocí hace unos meses y, la verdad, nunca logré entenderlo. Mucho menos me siento capaz de comprender ahora esa decisión de irse, con algo más de treinta años.  Imprevisible. Indescrifrable para mí.

Siempre pensé que el suicidio es una de esas decisiones irreversibles que se toman en un momento de ofuscación, cuando no vemos más allá de nuestros propios problemas, por pequeños o grandes que sean. Muchos tienen soluciones que no adivinamos, otros se nos escapan  sin darnos el permiso ni la humildad de dejar que el tiempo se encargue de ellos.

Repito, no entiendo nada. Y las miles de hipótesis que me bombardean sólo traen más oscuridad, hasta resultar molestas.

No creo en el más allá ni en otras vidas. Esas opciones no sacian mis interrogantes.  Prefiero  pensar en la descomposición orgánica que facilita los ciclos vitales. No lo descubriré nunca pero, sea como sea, espero que en cualquiera de sus formas, alcances y saborees la calma que, sospecho, no disfrutaste hasta ahora.

Adiós, Diego.





lunes, 5 de julio de 2010

antípodas


Por mucho que cambiemos o evolucionemos, a lo pokemon, nunca nos colocaremos en las antípodas de nosotros mismos.

sábado, 3 de julio de 2010

reciclajes


En las calles de mi barrio han puesto un nuevo recipiente, otro más para la recogida selectiva de basuras. El nuevo es violeta y no sirve para echar bolsas ni vacíar ceniceros. Éste, curiosamente, recibe visitas solitarias de los vecinos que, en silencio, le depositan emociones pesadas y otras pesadillas.

El abuelo cascarrabias lo rebosó el otro día con su enfado crónico de décadas. La vecina del quinto dejó en él su colección de desamores. Mi hermano estuvo horas junto al depósito, hasta lograr desprenderse de sus silencios. El chico del estanco vomitó en su interior todo el vacío que cultivó con tanta relación esporádica. La señora de la tienda dedicó un buen rato a aliviar sus miedos por los abismos cotidianos. Mi madre sacudió en él la alfombra del salón, repleta como estaba de discusiones y desencuentros.

No sé qué hacen con estos desperdicios. No he logrado averiguar quién, cuándo ni adónde se los llevan. Me intriga especialmente en qué los convertirán. Sólo sé que en mi barrio, desde entonces, la gente pasea sonriente.

viernes, 2 de julio de 2010

mañana de verano


Como escribió Ángel González, soy "el éxito de todos mis fracasos", aunque hay días como hoy en los que no puedo más que estar agradecido, a los errores, patinazos, sinsabores, a los portazos en la cara... a todo cuanto me trajo hasta aquí, hasta esta plácida mañana de verano.