jueves, 29 de abril de 2010

peticiones


Lo que encontramos por el camino, nos sorprende y gratifica.

Lo que conseguimos a fuerza de peticiones, jamás se desprende de un cierto saborcillo a inseguridad. No se le cae la duda de si está con nosotros porque era nuestro o si lo atraimos a empujones, de puro compromiso o intimidación, si es o no real, veraz.

Orgullos aparte, claro está.

martes, 27 de abril de 2010

muros


Conocí a Rafael porque era amigo de mi abuelo. Trabajaron juntos en los astilleros de Bazán y, ya jubilados, solía sumarse a las visitas a la finca que PapaMingo tenía en San Mateo, donde echábamos las mañanas de los sábados con mi primo Octavio. Ellos regaban los frutales y arreglaban desperfectos de la vieja casona. Yo cabalgaba a lomos de la gruesa rama del un viejo nogal, rumbo a mis fantasías.

Rafael pasó sus tardes de juventud, durante la República, jugando al ajedrez y al dominó en el Parque Santa Catalina, donde también solían reunirse militantes de izquierdas, comunistas, socialistas, anarquitas... Él no tenía ideología definida pero gustaba de aquellos juegos y del ambiente.

Con el golpe de Estado de Franco, los tertulianos fueron cayendo en manos de la represión. También fueron a por Rafael. Su afición al tablero le supuso ni sé cuantos años en el campo de concentración de La Isleta. Allí lo ocuparon levantando eternos muros de piedra que, seguidamente, le ordenaban que tirara al suelo para, acto seguido, volverlos a levantar.

Así pasó Rafael la guerra y parte de la posguerra, levantando y tumbando muros inútiles en los descampados de La Isleta.


viernes, 23 de abril de 2010

¿Y tú qué quieres?

Cuestión de ritmos

Hay relaciones de mera complicidad y otras que hacen entender los boleros (Gema, dixit). Sólo que a éstas, de vez en cuando, les da por cambiar de ritmo y convertirse en tangos. O, peor, en desafinada versión de algún tema de la olvidada adolescencia.


Momentos


Hay momentos en los que decidimos hundir todas nuestras naves, aún sabiendo que, más tarde o más temprano, tendremos que volver nadando.


jueves, 22 de abril de 2010

De serie


¿Las cosas que nos gustan traen siempre de serie el miedo a perderlas o es que nos encaprichamos con las aventuras complicadas, con ésas que no tenemos claro si podremos conservar? Vaya usted a saber.

martes, 20 de abril de 2010

Batalla de símbolos


Obligan a quitarse el velo a una niña para poder acceder a su centro educativo de Pozuelo de Alarcón, Madrid (leer más y más).

Tremendo eurocentrismo caduco. Construyen un discurso paternalista para, al fin y al cabo, homogeneizar, uniformar a la población, vendiendo semejante artimaña como estrategia integradora. Patrañas. En la integración no puede haber vencedores ni vencidos, es preciso fusionarse, contaminarse a partes iguales.

Los prejuicios, la desconfianza entre culturas es inevitable. Para quienes estaban y para quienes llegan, no lo olvidemos, a cumplir también una función socioeconómica en el Estado receptor. Vender la prohibición de símbolos como  salvación, atracción y/o extensión del progreso es, sencillamente, un timo.

Ya conocemos que la CE garantiza, de aquella manera, el derecho al trabajo y a la vivienda, asegura la igualdad ante la ley... por lo que sabemos del esfuerzo  que requiere la interpretación de sus metáforas y parábolas. Dicho esto, recordar que su artículo 18 recoge el derecho a la propia imagen. Y el 16, los de libertad ideológica, religiosa y de culto. 

No se trata de permitir la ablación ni ningún otro ritual violento, castrante. El velo no es más que la manifestación externa de una creencia ¿Van a impedir también que entren con crucifijos a los centros educativos? O, lo que sería aún más ridículo, ¿pretenderán abortar la exteriorización estética de pertenencia a cualquier grupo, tan propia de la adolescencia?

Dirán que el velo es símbolo machistas y de sumisión de la mujer. Cierto. Pero, ¿acaso la religión católica no es también machista, menosprecia a la mujer, la ningunea y adoctrina en su sumisión?

La prohibición no resulta habitualmente el método más efectivo para la desaparición de hábitos, tradiciones ni ideologías.

Es por eso que alrededor de todo este debate merodea un tufo totalitario que se me antoja francamente tóxico. 

Enjuagues bucales

Si nos besáramos más y nos apuñaláramos menos, si perdiéramos el miedo a sonreir o fuéramos capaces de convertir en complicidad lo que ahora es desconfianza...



De ser así, todo el mundo se lavaría los dientes, hasta se extendería el uso de los enjuagues bucales y cualquier otro mejunje que combatiera la halitosis.


jueves, 15 de abril de 2010

Atajos


Subía y bajaba aquellos escalones desde que tenía memoria, aunque siempre le parecía que estrenaba escalera.

Los peldaños se le presentaban relucientes, sin arañazos ni erosiones. Sus tobillos conservaban el temblor de la duda a cada paso. Y jamás perdía la emoción, la sorpresa por lo que podría descubrir, observar o sentir en el tramo siguiente.

Por eso nunca pillaba el ascensor y evitaba las escaleras automáticas.

Verborreas

Hay emociones que mi verborrea es incapaz de describir, para las que ni siquiera ella encuentra palabras.

miércoles, 14 de abril de 2010

Oleajes cotidianos



Los relojes fichaban las ocho en punto cuando se dispuso a abrir la puerta de su despacho. Una gigantesca ola de expedientes se abalanzó sobre ella, empapándola de procedimientos.

Reaccionó con la rapidez y habilidad necesarias para nadar hasta el salvavidas  más próximo: el primer café humeante y oscuro de la mañana.

Pasados unos minutos, no le quedó otro remedio que regresar a su oleaje cotidiano. Aguantó la respiración y se sumergió con éxito bajo la espuma rabiosa de actos administrativos, informes y oficios que rompían agitados contra las orillas de su escritorio.

Sujetando con fuerza el teclado, aprovechó la corriente hasta lograr mantenerse en pie, deslizándose sobre series continuas de carpetas y boletines que la  arrastraron a la orilla de las once de la mañana: una cala de bocadillo, café y conversación distendida con compañeros de oleajes cercanos.

Con el neopreno ya desgastado volvió a lanzarse, esta vez de cabeza,  para atravesar de un tirón aquel océano infinito, cruzado de corrientes contradictorias e intereses contrapuestos.

Al dar las tres, ya había logrado abrirse una ruta con vientos favorables entre mares  inhóspitos, que la llevaban de vuelta a su tierra prometida. Cerró la puerta y dejó atrás la maresía, aquella mezcla de salitre y tintas de impresora. Al menos hasta mañana.


lunes, 12 de abril de 2010

Tu boca



"Toco tu boca, con un dedo toco el borde de tu boca, voy dibujándola como si saliera de mi mano, como si por primera vez tu boca se entreabriera, y me basta cerrar los ojos para deshacerlo todo y recomenzar, hago nacer cada vez la boca que deseo, la boca que mi mano elige y te dibuja en la cara, una boca elegida entre todas, con soberana libertad elegida por mí para dibujarla con mi mano en tu cara, y que por un azar que no busco comprender coincide exactamente con tu boca que sonríe por debajo de la que mi mano te dibuja.

Me miras, de cerca me miras, cada vez más de cerca y entonces jugamos al cíclope, nos miramos cada vez más de cerca y nuestros ojos se agrandan, se acercan entre sí, se superponen y los cíclopes se miran, respirando confundidos, las bocas se encuentran y luchan tibiamente, mordiéndose con los labios, apoyando apenas la lengua en los dientes, jugando en sus recintos donde un aire pesado va y viene con un perfume viejo y un silencio. Entonces mis manos buscan hundirse en tu pelo, acariciar lentamente la profundidad de tu pelo mientras nos besamos como si tuviéramos la boca llena de flores o de peces, de movimientos vivos, de fragancia oscura. Y si nos mordemos el dolor es dulce, y si nos ahogamos en un breve y terrible absorber simultáneo del aliento, esa instantánea muerte es bella. Y hay una sola saliva y un solo sabor a fruta madura, y yo te siento temblar contra mi como una luna en el agua."

Julio Cortázar. Rayuela. capítulo 7


Que corra el aire

Después de años de encierro, un día logró abrir la puerta y las ventanas chirriantes para que corriera el aire, refrescar el ambiente e intentar secar las humedades que dejó el largo período de aislamiento.

Fue entonces cuando empezaron a volarse los papeles amarillentos, impregnados de carcoma y viejos recuerdos.

La corriente afloró alergias olvidadas y permitió la entrada a un variado pasacalles, veces esperpéntico, veces divertido, sorprendente.

Personajes solitarios enredados en la ausencia de su propio afecto; arreglavidasajenas que enterraban tras los otros sus muchas dudas pendientes; abrazos sin compartir que aguardaban ahí mismo, a unos pocos pasos de su puerta cerrada; heroínas de teclados trasnochados…

Personalidades que antes sólo se atrevió a prejuzgar tras la protección distante de su ventana cerrada; historias que nunca vivió, que se resistía a mirar de cerca, que no se autorizaba escuchar… 

Ahora, ahora sí tomaban color, sonido, calor y afecto.

miércoles, 7 de abril de 2010

teleféricos

Yo, canarión, soy padre de un muchachote chicharrero de madre herreña. Archipielágico que es él, como el padre. Por mucho que intente reprimírmelo, también me ha dado por perpetuarle algunas de mis obsesiones. Así que el pasado puente nos fuimos los dos a la Gran Canaria y, cómo no, resultó  un buen momento para compartir su primera subida al Roque Nublo.

El camino, algo así como un kilómetro y medio, está ahora más civilizado que nunca. Se sube cómodamente y cuenta ya hasta con zonas de aparcamientos. Algo insólito hace unos años. Quizás por eso, el sendero estaba tan frecuentado que casi parecía la Avenida. Sí, la de Las Canteras.



¿Y a éstos va y se les ocurre montar un teleférico aquí?, ¿para qué? Ahora, quien no sube es, básicamente, porque no quiere. Un teleférico en Tejeda rompería el perfil, el paisaje y no aumentaría las visitas que, por otra parte, no creo que sea lo deseable. Visto lo visto la semana pasada, parece más recomendable fijar niveles de saturación y limitar el ascenso. Demasiadas huellas humanas pueden erosionar lo que a la naturaleza le ha costado siglos.


Un poquito de imaginación, por favor, que el futuro de las medianías y las cumbres no pasa por enterrarlas también bajo el turismo de masas.


Por esto, y por mucho más, yo también estoy en contra del Teleférico en Tejeda. Tampoco me parece buena idea el funicular en Garachico, que cuando a los políticos les entra un virus, no veas como se contagian.


Para saber más, pincha aquí

lunes, 5 de abril de 2010

Guinguinbali.com

Hace unos días borré del listado de los blogs De Otros el de Pepe Naranjo, Invisibles. Hacía tiempo ya que él lo había anunciado: "Me mudo a lugar seguro". Me costó eliminarlo, mucho, sí. Y es que me hizo sentir huérfano. Archipielágico nació tras la lectura de Invisibles. Lo seguía y un día me dio por apretar los botones de "crear un blog". Plaf, así nació archipielágico, casi por generación espontánea. Bueno, no tanto, pues se convirtió en el vertedero, en el soporte, de mis viejos relatos olvidados, mis flashes reflexivos de siempre, mis obsesiones cotidianas. A lo tonto, a lo tonto, ha pasado más de un año de aquello, gracias, entre otras cosas, al apoyo explícito de Pepe.


Aunque, claro, tampoco debo ser egoísta. No me voy a poner mimoso ni melodramático. Fundamentalmente porque Pepe no se ha ido. Está ahí, como siempre. Sólo se ha aproximado más a su sueño, trenzándolo con el de Txema y Laura. Juntos han hecho nacer Guinguinbali, el nuevo medio de comunicación virtual que une África Occidental y la Macaronesia por el puente de la información. Una red de comunicación necesaria, que pretende dar luz y posibilitar las relaciones con y entre nuestros vecinos más cercanos, porque, como ellos mismos dicen, muchos olvidan dónde viven.

Lo que he visto, es bueno, muy bueno. Es lo que tiene hacer las cosas con las ideas claras y el corazón. Para los trabajos grises, lamentablemente, ya hay legiones.

Suerte infinita, chicos.

sábado, 3 de abril de 2010

Y que sea lo que sea



Ya estoy en la mitad de esta carretera
Tantas encrucijadas quedan detrás
Ya está en el aire girando mi moneda
Y que sea lo que sea

Todos los altibajos de la marea
Todos los sarampiones que ya pasé
Yo llevo tu sonrisa como bandera
Y que sea lo que sea

Lo que tenga que ser que sea
Y lo que no, por algo será
No creo en la eternidad de las peleas
Ni en las recetas de la felicidad

Cuando pasen recibo mis primaveras
Y la suerte esté echada a descansar
Yo miraré tu foto en mi billetera
Y que sea lo que sea

El que quiera creer que crea
Y el que no, su razón tendrá
Yo suelto mi canción en la ventolera
Y que la escuche quien la quiera escuchar

Ya está en el aire girando mi moneda
Y que sea lo que sea.

viernes, 2 de abril de 2010

timos, crisis, pasiones y otras contradicciones

Cuando lees en los periódicos las cantidades inmorales que siguen embolsándose los especuladores (pincha aquí), quedan pocas opciones. O te vuelves a subir al cabreo crónico contra el sistema, enfadándote especialmente con quienes construyen y difunden los discursos victimistas, aprietacinturones, rebajaderechossociales, abaratadespidos... O miras para otro lado, más amable, dejando de escuchar el romper de las olas  de siempre contra las mismas rocas.


Precisamente, en estos días ociosos de reencuentros con familiares y amigos de siempre, al escucharlos, me desempolvaban debates y pasiones que, hace algún tiempo, ya no hacen vibrar nada en mí. Me dejaron con el peso de los interrogantes:  ¿me habré hecho viejo?, ¿me convertí, al fin, en el anacoreta que en silencio admiraba?, ¿será esto la alienación que tanto aborrecí?  Pero,  ¿qué le voy a hacer si hace mucho que sé que todo político es un corrupto en potencia -la mayoría en acto-, o que las guerras son un tremendo negocio... Si, encima, me da igual quien porras gane la liga, el mundial o las vueltas que dé el hipercontaminante Alonso y sus secuaces? ¿No es normal que me dé pereza abrir cada mañana los mismos periódicos para leer noticias idénticas? Ya lo decía Mafalda.


En esas andaba, cuestionándome la defunción o no de mi ser social, cuando, de repente, abrí otro periódico y, mira por donde, fue capaz de indignarme o, al menos, sobrecogerme con debates que no son los míos.

Por un lado, el rostro de una de las suicidas de Moscú. Más allá de la noticia en sí, me bastó mirarla a los ojos en un absurdo intento de leer en ellos el origen, los motivos del fanatismo. También, las consecuencias en ella, otra víctima de esa barbarie.


Otros dos titulares me recordaron que la homosexualidad, además del esnobismo cansino  que pavonea a este lado del planeta, en otros lares continúa siendo objetivo de la ira fascista e intransigente del fundamentalismo heterosexual:


Pues sí, hay asuntos que, aún sin tocarme directamente, siguen estimulando mi sistema nervioso central. Debe ser que todavía estoy socialmente vivo.