martes, 9 de noviembre de 2010

deseos -1


Un día decidió comerse todas sus ranas. Convertirse en su propio comesueños.

Y no lo hizo por glotón, no. 

Ocurrió que estaba harto de vivir esclavizado a los deseos, por mucho que fueran suyos, inculcados, mediatizados, prestados o plagiados.

Prefirió vivir la vida tal y como venía. Sin más.

Una decisión arriesgada, le dijeron.
Aunque lo cierto es que ahora no tiene mal aspecto.
Hasta parece feliz.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Fantástico. Acertada decisión. Lo complicado es mantenerse en ella. Pero es lo mejor que se puede hacer. Mi enhorabuena.

Anónimo dijo...

Será que está viviendo un único sueño: LA VIDA?

Será!

ahí va un ciberlengüetazo de anfibio, te leo.

Jóvenes Voluntarios con América Latina dijo...

avise si se queda sin ranas

http://travelingluck.com/North+America/Nicaragua/Managua/_3620452_Caser%C3%ADo+Las+Ranas.html#local_map

Sueña cada día, se feliz!