martes, 16 de diciembre de 2008

Palabras


Lo que no tiene nombre, no existe. Se pierde en el tumulto de sus semejantes, bajo sustantivos genéricos.


Los nombres que no se pronuncian, los que ni siquiera se piensan, acaban olvidándose. Su semántica vuelve a diluirse con el significado de otros términos.


(((No sé si es cierto, pero suena bien. Y hasta puede que con las emociones ocurra algo parecido.)))


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