jueves, 2 de julio de 2009

personaje


Llevo días dándole vueltas a una historia para escribir: la de un tipo al que mandan al paro, que se queda petrificado, totalmente descentrado, con la vida congelada y la cabeza dando tumbos entre la hiperactividad y la neblina espesa.


Empecé a imaginar, a sentir cómo el fulano pasaba del cabreo a la flagelación, a sumergirme en sus rituales de castigo, enumerando fracasos, sintiendo su impotencia. Calculadora en mano, intenté ajustar sus cuentas, tragué saliva al afrontar sus impagos, agaché la cabeza en busca de cualquier otro trabajo...

En eso estaba cuando se me fue la vista más allá de la ventana, persiguiendo el ruido de las palmeras revolucionadas por el viento. Y las nubes oscuras del atardecer hasta me hicieron dudar del sol radiante que me sofocó durante toda la jornada.

Cuando bajé la vista a la calle, en medio, protegiéndose de la brisa, pasó mi personaje. Decenas de personajes como el que yo creí que inventaba.





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