domingo, 9 de noviembre de 2008

TEA, sin artículo




Visité TEA antes de lo que tenía previsto. Pretendía evitar las colas y aglomeraciones tan habituales en estas islas ante cualquier inauguración. Sea de lo que sea. Pero resultó que una agenda cultural me jugó una mala pasada, convocando un acto en lugar y hora equivocados, por lo que me vi por las inmediaciones del nuevo recinto con los planes del domingo rotos.

Así fue que, como cantaba Aute, pasaba por allí, no había tumultos en la puerta y no lo pude resistir.

Al entrar comprendí la ausencia de riadas de curiosos. Pese al eslogan "ahora abre para todos", la entrada no es gratuita.

De lo visto, prefiero el continente al contenido. Pero ya saben, sobre gustos, arte y estética todo es opinable y discutible. Tengo debilidad por algunos edificios y la primera impresión que me quedó de éste es muy buena. Mejor el interior que el exterior, sin duda. Quiero volver, también porque sus espacios invitan a estar, a caminar, a observarlos y atravesarlos, a descubrir sus muchos ángulos.

Aunque, a 2,5 € la entrada de residente, no sé si me saldrá rentable este rejo esteta que me he dejado crecer.

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